Respirar es algo que hacemos de forma automática desde el primer día en que llegamos al mundo. Aunque no estamos constantemente pensando en que inspiramos y exhalamos constantemente, cuando nos tomamos un momento para hacer consciente nuestra respiración, recordamos y dimensionamos lo vital que es para todos los órganos de nuestro cuerpo, ¡y también para nuestra mente y pensamientos! 

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  • Existen distintas técnicas que pueden ayudarnos a volver más consciente este proceso. Una de ellas es la llamada "respiración de fuego" o Agni Prana, un Pranayama típico de Kundalini Yoga, que tiene múltiples beneficios

  • Estimula la eliminación de toxinas.
  • Despierta y energiza los chakras inferiores.
  • Purifica y oxigena la sangre.
  • Fortalece el sistema nervioso.
  • Aumenta la capacidad pulmonar y la resistencia física.
  • Carga el campo electromagnético para protegernos de las influencias negativas.
  • Estimula el Sistema Inmunológico.
  • Ayuda a controlar el estrés.
  • Masajea los órganos internos
  • Mejora la digestión

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    La "respiración de fuego" se caracteriza por ser un tipo de respiración rápida, ligera, rítmica y continua.

    ¿Cómo hacerla?

    1. Siéntate en una postura cómoda y con la columna recta, sin un apoyo.  
    2. Al inhalar expande el vientre y al exhalar, lleva tu ombligo hacia dentro, contrayendo el abdomen y "pegándolo" a la columna vertebral. Inhala y exhala por nariz, sin pausa. Al inhalar relaja; y al exhalar, contrae. 
    3. Aumenta la velocidad (de a poco, escúchate). Puedes ayudar tu coordinación poniéndote una mano por encima del ombligo para sentir cómo se contrae. Por lo general, se hace a una velocidad de 2 o 3 respiraciones por segundo.

    Notas y advertencias: si nunca lo haz hecho, hazlo en períodos cortos de tiempo hasta encontrar la fluidez. Si estás embarazada es mejor que no practiques esta técnica, y además también es importante que mantengas un ritmo constante para evitar marearte.

    Errores comunes: 

    • Hacer la respiración al revés: inhalar contrayendo el vientre y exhalar relajándolo. 
    • Elevar el tórax, levantar los hombros o tensarlos (aunque es común hacerlo al comienzo). 
    • Inhalación o exhalación más larga una que otra. Deben ser iguales por eso es importante que el ritmo sea constante.