Ocurren en pocas ocasiones pero a veces los milagros existen. Cuando Kate Ogg dio a luz a sus gemelos, uno de ellos fue dado por muerto por los doctores. Cuando la madre puso al niño sin vida en su pecho para despedirse de él durante un rato largo, de repente el bebé comenzó a respirar. Es una historia única, ya que jamás se ha dado un caso parecido. Incluso para los médicos es difícil explicar cómo ocurrió tal cosa. 

La mamá quiso darle el último adiós a su pequeño entre sus brazos. Puso al bebé sin vida en su pecho, le acarició y le habló al oído. Fue entonces cuando sucedió el milagro. El bebé comenzó a respirar, pero los médicos pronto pensaron que se trataba de reflejos del cuerpo sin vida. ¡Pero estaban equivocados! Jamie era feliz en el pecho de su madre mientras ella lo acariciaba. A continuación, el pequeño abrió los ojos, parpadeó y agarró el dedo de su padre. En contra de todas las leyes de la naturaleza, el cariño de unos padres dieron la vida a un bebé.