Desde hace varios días, la solidaridad tuvo en España un nombre propio: "Juana". La historia de una mujer (Juana Rivas) se convirtió en el ícono de una lucha tan cotidiana como anónima: la de la violencia de género al interior del hogar

"Juana está en mi casa" fue la frase que se convirtió en emblema de solidaridad de otras personas hacia la protagonista de esta historia que se ha vuelto viral, pero cuyo final aún se desconoce. 

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El caso de Juana no es para nada nuevo. Luego de divorciarse, huyó de Italia con sus hijos de 3 y 11 años para no entregárselos a su padre, condenado anteriormente por un delito de lesiones en el ámbito familiar. Al llegar a España, realizó una nueva denuncia por maltrato, que aún se encuentra paralizada esperando su traducción para enviarse a Italia. Según se señala, al parecer ella habría acordado que pasaría el verano en tierra española y luego regresaría, pero una vez que estuvo a salvo, y como era de esperarse, no volvió.

Durante su matrimonio, Juana vivió diferentes situaciones de violencia tanto física como psicológica. De hecho, su marido  (Francesco Arcuri) fue condenado a tres meses de prisión en el 2009, que finalmente nunca tuvo que cumplir.

Pero un juzgado de Granada le ha ordenado a Juana que sus hijos regresen a Italia junto a su padre. Según lo que argumentan, allí ella podría pedir la custodia. Pero ella no se presentó, y huyó de Maracena, el pueblo de Granada donde estaba.

Desde el punto de vista legal que sostiene el abogado del padre, éste sería un delito de desobediencia a la autoridad judicial y podría considerarse como secuestro penal.

Pero en medio de este proceso, sucedió algo que nadie podría haber previsto: los negocios del pueblo amanecieron con carteles donde podía leerse: "Juana está en mi casa". ¿Por qué? Para visibilizar que la historia de Juana no es tan extraña como parece y que, al igual que ella, muchas mujeres habrían hecho lo mismo. 

Las redes sociales se hicieron eco de esta oleada solidaria que incluso continuó por Whatsapp como mensajes como éste: "Hola, Juana. No sé dónde estás, pero si lees esto quiero que sepas que puedes contar conmigo para esconder a tus hijos. Seguro que con muchas otras mujeres también".

De acuerdo a la ONU, 1 de cada 3 mujeres experimentará alguna forma de violencia física o sexual en el transcurso de su vida; y esto les niega sus derechos y les provoca traumas devastadores, lesiones e incluso la muerte, así como pérdidas de oportunidades para avanzar en el campo laboral y educativo.

En el caso de Juana, aún no se sabe dónde está ella ni sus hijos. Pero sí ha quedado claro que hay muchas mujeres que podrían actuar de la misma manera ante una situación similar.

Según la justicia podría ser culpable, pero, ¿qué sucede con la violencia que ha tenido que sufrir? ¿Crees que podría juzgársela de la misma manera? ¿No harías tú lo mismo para proteger a tus hijos? ¿Qué opinas?