¿A quién no le ha causado mucha pena observar basura en las playas; o no le ha dado impresión caminar sobre la arena de una playa sucia? 

Es que todo residuo que tiramos en la vía pública genera un impacto negativo aunque no lo pensemos; desde lo más grande hasta lo más pequeño. Dentro de ellos, las colillas del cigarrillo representan un contaminante silencioso, ya que damos por descontado que una vez acabado el cigarrillo, deja de ser nuestro problema. Finalmente, terminamos siendo los únicos responsables del estado con el que encontramos nuestras costas al veranear, o nuestras calles. ¿Por qué no hacerlo diferente, entonces? 

Las colillas producen serios problemas ambientales. Además de la contaminación visual, los filtros (compuestos de acetato de celulosa) dispersos en las zonas costeras impactan sobre la calidad del área, modificando su valor ecológico.

En algunos casos, además, son fuente de obstrucción de los desagües pluviales, y aquellos que continúan su camino, lo culminan en el mar. En un triste ranking de contaminación de los mares, las colillas entran en el podio conjuntamente con las bolsas y las botellas plásticas, generando que “los desechos marinos dañen a más de 800 especies animales y generen grandes pérdidas económicas para los países costeros” (ONU). 

 A su vez, el humo del tabaco contiene unos 7000 componentes, dentro de ellos: la nicotina, el alquitrán, el amoniaco y el polonio 210; todos ellas cancerígenos e influyentes en la muerte de más de seis millones de personas al año (OMS).

La cantidad de basura que hay en nuestras playas, aumenta significativamente año a año. “La combinación de componentes de la colilla hace que su tiempo de degradación oscile entre uno y diez años” (El País).

Lo importante es la educación. Comenzando por aquí es donde veremos resultados en las próximas generaciones. Una educación motivada desde abajo hacia arriba, propiciando la participación ciudadana, pero contando con el apoyo de los entes municipales y estatales, es en lo que más tenemos que trabajar. 

Pero, además de la concientización, la difusión de la problemática y las campañas de organizaciones no gubernamentales (ONG) u organismos privados o de gobierno, son acciones que pueden ayudar a minimizar la situación.

La naturaleza –degradada hasta límites insospechados por nosotros- quiere un respiro. Por si sola, es difícil que veamos cambio alguno. Nuestro caótico ritmo de generación de residuos, alimentado por el consumismo desmedido, nos enfrenta a una toma de decisión jamás analizada: vivir sin basura.

La realidad puede ser modificada. Pero, ¿cómo?  

Se necesitan personas que acepten el desafío de mejorar el entorno. Las acciones voluntarias de limpiezas de costas, muchas de ellas conducidas por varias organizaciones no gubernamentales, propician la inserción de conocimiento sobre la problemática ambiental costera.

Las limpiezas de costas son actividades sencillas, pero cargadas de simbolismo. Nos damos un tiempo para poder brindarle a la naturaleza una pausa. Además, al participar, nos cambia la percepción: muchas veces convivimos con los residuos, pero no somos capaces de distinguir que eso que vemos es algo contraproducente que podemos cambiar.

En algunas playas de España (como en la región de Girona, Cataluña), se implementó la prohibición de fumar en sus costas. Fue tal la aceptación, que se ha extendido hacia otras regiones, como en Galicia, donde se pudo conformar una gran red de playas sin humo. Además, muchas playas con presencia de bares o negocios, ofrecen ceniceros portátiles para sus clientes. Pero, más allá de estas iniciativas, es importante que si fumamos, tiremos las colillas donde van. 

El reto no es para nada fácil. Pero pensemos un momento: ¿cómo queremos que sean las playas en el futuro? ¡Podemos hacerlo diferente!  

Vamos a Hacerlo Argentina 

Vamos a Hacerlo Argentina es un promotor de jornadas ambientales en la Argentina. En sus más de 25 campañas de limpiezas, lograron retirar del ambiente natural más de 6500 kg de residuos, incluyendo material reciclable, los cuales son donados a cooperativas de reciclado. Representan a Let´s Do It World, movimiento cívico internacional sin ánimos de lucro, miembro acreditado del Programa Ambiental de las Naciones Unidas (UNEP), como promotor de jornadas masivas de limpieza en el mundo.

El movimiento comenzó en Estonia en 2008, uniendo 50.000 personas que recolectaron alrededor de 10.000 toneladas de basura en tan solo 5 horas. Actualmente, 116 países alrededor del mundo se han vinculado con el movimiento, movilizando a más de 16 millones de personas, con el gran objetivo de reunir al 5% de la población mundial, alrededor de 380 millones de personas, trabajando con el único objetivo de mantener el planeta limpio.

Nota por Lic. Mauro Borsella
(Especialista en Gestión Ambiental)
Vamos a Hacerlo Argentina
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