La pesadilla de cualquier padre es que a alguno de sus hijos le pase algo malo. Es lógico, y por eso, lo mejor que se puede hacer es estar prevenido.

No hablar siquiera de la posibilidad de que algo suceda no lo hace menos real. Al contrario, sólo sirve para que, si pasa, nos encuentre desprevenidos y sin saber qué hacer.

Por eso, te explicamos cómo reaccionar ante cuatro situaciones graves que pueden pasarle a un niño. Saber qué hacer en esos primeros minutos es lo que puede salvarles la vida.

Atragantamiento

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Si un bebé lactante se atraganta (maniobra de Heimlich para bebés)

Lo primero que debes saber es que, ante un atragantamiento, la reacción normal es la tos. Significa que está entrando aire, y que el cuerpo está intentando expulsar el objeto extraño por su cuenta.

Por eso, si el niño tose no deberías interferir, pero sí estar muy atento. Si ves que deja de toser, y no puede ni llorar ni respirar, llama a Emergencias Médicas de inmediato. Mientras llegan, sigue los siguientes pasos:

  • Coloca al niño sobre tu brazo, apóyalo sobre la rodilla y golpea cinco veces su espalda. 
  • Con la misma mano, levántalo, dalo vuelta y sostenlo. Con dos dedos de la mano izquierda, procede a comprimir el tórax también cinco veces. 
  • Abre la boca del bebé y mira si aparece el objeto extraño. Si es así, sácalo, sino repite el proceso. 
  • Si el niño pierde el conocimiento, debes proceder a hacer reanimación cardiopulmonar. 


Si un niño mayor de un año se atraganta (Maniobra de Heimlich para niños)

Igual que con los bebés, la tos es signo de que el cuerpo está pudiendo con el problema. En cambio, si el niño de toser y se lleva instintivamente las manos al cuello, es porque se está atragantando.

Lo que debes hacer en ese caso es:

  • Ponerte detrás del niño (si es muy pequeño, arrodíllate para estar a su altura).
  • Con la mano no dominante con el pulgar extendido, debes buscarle el ombligo.
  • Cuando lo encuentres, cierra la mano, coloca la otra mano encima y presiona hacia adentro y hacia arriba fuerte y rápido. 
  • Continúa haciéndolo hasta que el niño expulse el cuerpo extraño. Si no lo expulsa y pierde el conocimiento, deberás hacer maniobras de reanimación básicas. 

Pérdida de conocimiento

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Si el bebé o niño pierde el conocimiento, cualquiera sea la causa, lo primero que debes corroborar es si respira.

Si no lo hace, llama a emergencias de inmediato (si estás con alguien, pídele a otra persona que lo haga para ganar tiempo) y comienza con la reanimación básica:

  • Dale respiración “boca a boca” unas cinco veces. Para ello, mueve la cabeza del niño hacia atrás con una mano, y coloca la otra en el mentón para abrir las vías respiratorias. Tapa con una mano la nariz, toma aire y suéltalo en la boca del niño: tu boca debe cubrir la del niño por completo. Fíjate si el pecho se infla: es la señal de que el aire está llegando a los pulmones. 
  • Luego, dale 30 compresiones toráxica, empujando firmemente el centro de su pecho con la mano o los dedos. 
  • Si no se reanima, vuelve a la respiración boca a boca.

Convulsiones febriles

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Las convulsiones febriles son una respuesta del cerebro del niño ante la fiebre, y pueden ocurrir en niños sanos entre seis meses y cinco años de edad, siendo más habituales entre el primer y el segundo años de vida.

Es habitual que aparezcan el primer día de fiebre por infecciones virales y puede resultar una situación muy estresante para los padres, por eso es muy importante saber cómo reaccionar.

Lo que hay que hacer si el niño comienza a convulsionar es:

  •  Elegir un lugar donde recostar al niño, lejos de cualquier objeto con el que se pueda lastimar. 
  • Ponerlo de costado, para que pueda respirar mejor.
  • No intentar ponerle nada en la boca ni sacarle la lengua. Tampoco tratar de detener los movimientos de la convulsión. Hay que dejar que siga su curso. 
  • Mientras, sí se debe intentar bajar la temperatura corporal del niño. Puede ser pasando paños tibios por la frente y el cuello del niño.
  • Una vez pasada la convulsión, darle el antifebril habitual y recurrir de inmediato a emergencias médicas, para que un doctor lo evalúe. 

Después de una convulsión el niño estará igual que antes y no tendrá secuelas por el episodio. Sin embargo, si se repite o se nota un cambio en la actitud y el ánimo del niño, es preferible volver a recurrir al médico.

Quemaduras

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Antes de hablar de primeros auxilios de quemaduras, es muy importante saber que las mismas pueden tener tres grados.

Las de primer grado son menores, y generalmente se pueden tratar en casa sin tener que recurrir al médico. En cambio, las de segundo grado (especialmente cuando se trata de niños pequeños) y las de tercer grado requieren una urgente visita al médico.

Lo que se debe hacer en los primeros minutos después de la quemadura es:

  • Poner la zona quemada bajo un chorro de agua fresca (no helada), para evitar que la quemadura se siga propagando y dañando más capas de piel.
  • Si el dolor es muy intenso, se le puede dar al niño un calmante tipo ibuprofeno, pero es muy importante estar sereno para darle la dosis adecuada. 
  • Mantener la zona fresca y cubierta (para evitar infecciones). Lo ideal es usar compresas frías. 

Debes saber que no debes aplicar ningún tipo de ungüento hasta que haya pasado la inflamación y puedas determinar que es una quemadura pequeña y de primer grado. Sino, no apliques nada y ve al médico.

Si hay ropa impregnada en la quemadura, no la quites. Puedes agravar la herida.