Parece ser un tema sobre el cual nadie dudaría: los perros tienen un sentido del olfato mucho más desarrollado que las personas. Por eso, participan de tareas de rastrillaje y son capaces de encontrar aquello que a nosotros se nos escapa. Pero esto, ¿es realmente así?

De acuerdo a un nuevo estudio publicado en la revista Science que releva todas las investigaciones sobre el tema hasta el momento, esta creencia es tiene más de mito que de verdad. 

Según lo que los científicos que participaron del estudio han señalado, el olfato humano es mucho mejor de lo que nosotros creemos, aunque sea diferente al de otros mamíferos, dado que todos poseen una sensibilidad distinta para diferentes sustancias. Por ejemplo, el perro quizá puede detectar más fácilmente una orina, pero los humanos son capaces de diferenciar los componentes de un vino.

Aunque se cree que los humanos solo podemos detectar hasta diez mil olores, podríamos discriminar hasta un billón. 

¿Cómo es que surge esta creencia? El neurocirujano francés Paul Broca introdujo la concepción de que el bulbo olfatorio, que procesa la detección de los olores en el cerebro, era más pequeño en el hombre en relación con otros animales como las ratas y ratones, que se supone que poseen un sentido del olfato superior; y esto tuvo su expresión en literatura científica en el siglo XIX.

John P. McGann, neurocientífico de la Universidad de Rutgers (Estados Unidos), autor principal del estudio, explica que, de hecho, en términos absolutos, el bulbo olfatorio humano es más grande en comparación con el de otros animales, y similar en el número de neuronas al de otros mamíferos. 

"Aunque el sistema olfatorio humano ha resultado tener algunas diferencias biológicas con respecto a otras especies de mamíferos, es generalmente similar en su capacidad neurobiológica y sensorial", indica el estudio.

El trabajo argumentó, además, acerca del papel de  factores biológicos como los genes y la neurogénesis, en relación a la perceptibilidad del olor de acuerdo a cada especie.  

Además, también señalan el factor de entrenamiento o aprendizaje: así como, por ejemplo, a los perros se los adiestra para detectar explosivos o drogas con su olfato, el hombre, por su cultura, puede ser capaz, por ejemplo, de detectar el compuesto orgánico que le da su olor a la fruta madura.

Por eso, como sintetiza el estudio, no se trata de que los hombres tengan un olfato inferior a otros mamíferos, sino que son sensibles a diferentes aromas. Algo que podríamos extender a otros campos para pensar cuántas veces comparamos en términos de "mejor" y "peor", cuestiones que simplemente son diferentes.