Dormir y despertar son procesos naturales que no comprendemos por completo. Incluso los más expertos tienen miles de preguntas relacionadas con el mecanismo exacto que nos lleva a dormir, sus etapas y cómo despertamos.

Lo que sí está completamente claro es que son procesos graduales:

  • En general no podemos dormir inmediatamente, y de la misma manera no podemos pretender simplemente abrir los ojos y estar frescos como una lechuga. 

También son muchos factores los que afectan la calidad de nuestro sueño.

¿Qué recomienda la ciencia para despertar como nuevo?

  • Evitar malos hábitos. Algunos factores que afectan nuestro sueño son la cantidad de luz que recibimos durante el día y la noche, que debe ser abundante y escasa, respectivamente. Otros hábitos cotidianos como comer o beber líquidos en gran cantidad poco antes de dormir también interrumpen nuestro sueño y nos eviten tener la noche ideal. 

  • Primero la salud. Si lo que queremos es aprender a despertar fácilmente durante la mañana sin forzar nuestro cuerpo o dar carreras para no llegar tarde al trabajo, lo mejor es primero aprender a tener una noche de sueño saludable. 

  • Respetar las horas anteriores al descanso. Para descansar correctamente, lo mejor es estar desestresado y relajado antes de dormir. Esto incluye no jugar videojuegos o ver televisión muy cerca de la hora de dormir, crear un ambiente oscuro y fresco en nuestra habitación, y establecer horarios de dormir y despertar consistentes.

Respeta el período de inercia

Los que tienen dificultad para despertar sufren una mayor inercia del sueño, la cual se ve afectada por factores como la pérdida de sueño, la hora del día y si despertamos o no durante el sueño profundo. Un consejo que nos ayudará mucho es planificar un periodo de tiempo para despertar gradualmente en la mañana.

Una vez que hayamos creado hábitos saludables y nos acostumbremos a dormir entre 7 y 9 horas cada noche, debemos entender que la somnolencia que sentimos en la mañana (llamada “inercia del sueño”) es completamente normal.

Según los autores de un estudio publicado en la revista The Conversation, esto ocurre porque “parte de tu cerebro todavía está en estado de sueño” y le toma tiempo alrededor de 15 minutos activarse por completo.

Pero si no intentas despertar tan solo 10 minutos antes de salir corriendo al trabajo, y planificas la mañana con tiempo para desayunar, darte un baño e incluso leer algunas noticias, salir de la cama será más fácil, porque la transición no será tan brusca.