Recientemente se hizo viral la foto de una mujer, Molly Lensing, sentada en una silla de aeropuerto usando su celular mientras su hija de unos pocos meses reposa sobre una manta blanca en suelo, frente a su madre.

La foto se popularizó rápidamente en las redes sociales y muchos acusaron a Molly con toda clase de comentarios negativos, incluidas amenazas y el título de “la peor madre del mundo”.

La foto fue tomada sin el consentimiento de Molly y publicada en Facebook, acompañada con una cita comúnmente atribuida a Albert Einstein: “Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad. El mundo solo tendrá una generación de idiotas”.

El autor de la publicación eliminó el contenido pero ya la imagen le dio la vuelta al mundo y Molly ha tenido que lidiar con los comentarios juiciosos de usuarios que no sabían nada de las circunstancias en las que se encontraba al momento de la foto. Sin embargo, esto es lo que explicó sobre lo que en ese momento realmente pasaba.

“Tuvimos la mala suerte de sufrir un gran retraso en nuestro vuelo por problemas informático. Anastasia (la niña) había permanecido en su carrito durante muchísimas horas. Mis brazos estaban cansados. Ella necesitaba estirarse y yo tenía que comunicarme con mi familia, que se preguntaba dónde diablos estábamos”, comentó Molly, que se vio muy afectada por el acoso cibernético. 

Las redes sociales son una gran herramienta que muchas veces sirve para denunciar atrocidades o para difundir mensajes positivos. Pero a veces, cuando algo se hace sin suficiente información, o sin tomar conciencia, pueden hacer mucho daño. 

Seguramente esta historia será una lección no solo para los que la acosaron por ser una “mala madre”, sino para todo quien juzgue sin saber la historia completa de quien critican. Pero también será un ejemplo de cuánto poder pueden tener las redes sociales y las tecnologías de la comunicación: tanto para hacer bien, como para hacer mal.