Esta misteriosa y enigmática ciudad oculta tiene a todos fascinados. Su nombre oficial es Joya de Cerén, se encuentra en El Salvador y fue descubierta por el profesor de arqueología Payson Sheets. Algunos la llaman “La Pompeya de América”, y no es muy difícil ver por qué.

La razón de la comparación es evidente, la ciudad italiana de Pompeya fue devorada por un volcán en el año 79 d.C. y dejó a los habitantes del pueblo en su posición original permanentemente. Lo que sucedió con Cerén es similar.

Los especialistas concuerdan en que Cerén es un lugar único debido a los restos de las aldeas que demuestran ser de las mejor preservadas en Mesoamérica. La aldea era habitada por una comunidad Maya alrededor del año 650, antes de que el volcán Loma Caldera hiciera erupción destruyendo todo a su paso. A diferencia de Pompeya, los habitantes del lugar tuvieron tiempo de huir.

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Debido al corto margen de tiempo que tuvieron los pobladores de Joya de Cerén, los habitantes dejaron todas sus pertenencias. “En el caso de Joya de Cerén, la gente no tuvo tiempo de llevarse sus cosas. Tuvieron que escapar por la erupción volcánica, a solo 600 metros al norte de ellos”, explica Sheets.

Las excavaciones han tomado un total de cuarenta años y los investigadores han tenido tiempo de descubrir que la erupción se fue dando en fases. El profesor Sheets dice que “la primera fue una masa de granos fina que cayó horizontalmente cubriendo plantas como las de maíz, yuca, los techos de las casas y el paisaje en general. Y la segunda fase fue más violenta y explosiva que desplazó hasta el agua del río. Luego vinieron varias fases convirtiendo el lugar en una cápsula del tiempo que hizo que la gente ni se molestara en desenterrar”.

Luego de las constantes erupciones, Joya de Cerén quedó sepultada debajo de varias capas de lava por 1.400 años y la preservación del lugar es tan buena, que ha dejado a los investigadores sorprendidos.

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En 1978, Sheets descubrió por accidente una estructura cubierta de cenizas y supuso que era el resultado de una erupción reciente, pero siguió excavando y finalmente dio con el yacimiento.

Entre los artefactos y objetos encontrados estaban diez edificios, una casa, una bodega, una cocina, un lugar donde practicaba una chamana o adivinadora, un edificio cívico de reunión para personas importantes y otro donde se guardaban objetos y se preparaban alimentos.

También se encontraron alimentos petrificados como semillas de frijoles, achiote, maíz y yuca. También hallaron un temazcal, una especie de sauna usado para rituales que es considerada único en toda Mesoamérica, según Johnny Ramos, administrador del parque arqueológico Joya de Cerén, quien afirma que en toda la región no existe un temazcal que haya quedado en pie.

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La importancia de este descubrimiento radica en que no existen muchas “pompeyas” en el mundo, y cuando son encontradas, la mayoría están en un avanzado estado de descomposición debido a las posibles inundaciones o erupciones, o cual no es el caso de Joya de Cerén.

Además, es una mirada única a la vida íntima y cotidiana de los antiguos mayas. Las excavaciones siguen en pie y la posibilidad de encontrar los restos de algún ser humano, indican los especialistas, aún existen. ¿Podrán estos tesoros desenterrados de la lava enseñarnos algunos secretos sobre los pueblos que habitaron estos territorios?