Cuando hablamos de un animal muy peligroso probablemente pensamos en un tigre o en un elefante, que son fuertes y mortales si se sienten amenazados por nosotros.

Pero lo cierto es que hay muchos otros animales que no son tan grandes ni tan fuertes como un elefante, pero son igual de mortales, y quizás más. Entre ellos se encuentran las llamadas abejas asesinas, que hoy en día representan una amenaza no solo para algunas vidas humanas, sino también para otras abejas en gran parte del continente americano.

Esta variedad tan peligrosa de abejas, como muchos otros problemas ambientales del mundo moderno, es obra de la codicia y la ignorancia de los seres humanos.

En 1956 aparecieron por primera vez en Brasil y son un híbrido, resultado del cruce de 47 abejas reinas africanas con las especies de abejas propias del país sudamericano. Las abejas reinas, que trajeron desde Tanzania con la promesa de aumentar la producción de miel, fueron introducidas al ecosistema local sin pensar en las consecuencias.

La historia tiene muchos ejemplos de desastres ambientales causados por la introducción de especies a un ambiente distinto, como el castor en Tierra del Fuego, que trajeron desde Canadá y que hoy en día causa tanta destrucción a los bosques de la región.

Al igual que el castor, las abejas africanas prosperaron en Brasil debido principalmente a la falta de depredadores, y en su caso terminaron cruzándose con las especies locales, dando lugar a una mutación. Algo así como la versión abeja de Frankenstein, con un inmenso poder letal.

Estos híbridos son sin lugar a dudas las abejas más peligrosas del planeta. Dependiendo de la sensibilidad de la persona una sola picadura puede ser letal y su comportamiento altamente defensivo las hace reaccionar de forma violenta cuando se sienten amenazadas.

Suelen atacar los ojos y la cara de sus víctimas: se registran más de 20 muertes al año.

Con el paso de los años se han convertido en una plaga, y eso es muy preocupante: exterminar abejas sería una tragedia, porque ellas ya están en peligro y son esenciales para la vida en la Tierra, por su función polinizadora.

 Son sumamente resistentes y han logrado colonizar espacios en los que no hay ninguna especie que las deprede. Partieron desde las afueras de San Pablo, Brasil, pero hoy en día se les puede encontrar incluso en el estado de California, Estados Unidos. Además, se estima que seguirán avanzando hacia el norte a una velocidad de unos 150 a 300 kilómetros por año.

Por si fuera poco, algunos expertos creen que su invasión a disminuido tanto la producción como la calidad de la miel. Pero sin dudas lo peor es el hecho de que dañen a otras especies de abejas y contribuyan al peligro en el que está la especie. Otra consecuencia de la ignorancia y codicia de los seres humanos.