Día a día vivimos inmersos en un mundo a todo ritmo. La casa, el trabajo, las reuniones… Cuesta tomarse un momento para relajarse.

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En esa vorágine, muchas veces podemos caer ante ciertos sentimientos de desánimo. El verdadero problema se desata cuando no somos capaces de descubrir qué es lo que está pasando, y por ende, de manejarlo.

De todos estos malos sentimientos que pueden atormentando, 3 son particularmente comunes: el cansancio, el hastío, y la autocrítica. Cuando llegan, pueden arruinar completamente tu día, y por supuesto, en la suma de los días, un año o tu vida entera.

Por suerte, puedes contrarrestarlos. Te damos algunas ideas para lograrlo.

Extremo cansancio

Cansancio

El cansancio muchas veces no tiene que ver con la cantidad de horas que dormimos, sino más bien con un estado mental.

Aunque te parezca paradójico, pasar muchas horas sin movernos, es decir, el sedentarismo, favorecen el cansancio. Es que en verdad el ejercicio da más energía que la que quita.

Por eso, si te sientes sumamente cansado, puedes probar con levantarte e ir a dar una pequeña caminata. Estirar las piernas y cambiar de aire pueden ayudarte a sentirte más despejado.

Si puedes, otra opción es recargar energías con una pequeña siesta. Con 20 minutos debería alcanzar para reponerte del cansancio (eso sí, no te pases porque puede provocar el efecto contrario).

Otra buena idea es probar con comer unos ricos snacks saludables. A veces, el cansancio tiene que ver con falta de nutrientes.

Hastío

hastío

¿Te sientes sobrepasado por las cosas? ¿Estás abrumado, perdido, no sabes a dónde ir?

No te preocupes, es normal. Seguramente tienes demasiadas cosas que manejar, y te cuesta organizarlas. Eso es lo que te hace sentir que no puedes con todo, pero la verdad es que tal vez sólo necesitas mirar las cosas con otra perspectiva.

Pregúntate: ¿Qué es lo que puedo hacer para sentir que el día ha sido un día ganado? Eso te ayudará a definir un objetivo concreto.

Cumplir ese objetivo cambiará la sensación de impotencia por la de logro alcanzado y te sentirás más tranquilo.

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Cuando sientas que estás perdiendo el rumbo, hazte estas preguntas: ¿Qué estoy haciendo en este momento? ¿Es en lo que debería estar concentrándome? Esa sencilla costumbre te ayudará a estar siempre enfocado en lo verdaderamente importante.

Además de todo esto, hay una cosa que no debes olvidar nunca: respirar. Respira profundo y ten confianza en que todo saldrá bien.

Autocrítica

Autocrítica

Uno de los sentimientos con los que nos atormentamos es la autocrítica. Cuando las cosas no salen tal y como queremos, nos echamos la culpa de todo.

Cuando te halles a ti mismo criticándote duramente, piensa ¿Estás acaso juzgándote con una vara demasiado alta?

Trata de concentrarte más en ayudar a los demás que en tratar de impresionarlos. Verás que te sientes mucho mejor y más relajado.

Además, una buen hábito es escribir las ideas negativas que tienes de tu propia persona. Una vez en el papel, las cosas que te criticas se harán más reales y concretas.

Prueba este ejercicio: escribe tres virtudes por cada una de esas críticas.

Si nada de eso alcanza, hay un as bajo la manga que nunca falla: llama a tu mejor amigo y dile cómo te sientes.


Pase lo que pase, y te sientas como te sientas, recuerda siempre que eres asombroso.