Aburrido del aspecto tradicional de su patio, el fotógrafo Luke Keegan, de Oakland (Estados Unidos), colocó unas cajas de madera en su jardín. Al principio, sus vecinos se detenían a observarlas, sin comprender de qué se trataba. Al cabo de unos meses, obtuvo una maravillosa huerta que asombró a todo el barrio.

Keegan acababa de mudarse. Buscaba algo que pudiera compartir con su comunidad y que lo ayudara a conversar con sus vecinos para conocerlos. Se inspiró en la historia de una pareja canadiense que había hecho una huerta en el jardín al frente de su casa. Las autoridades la habían quemado, basándose en un mandato que decía que los patios debían tener al menos un 70% de césped. Luego de una larga batalla, la pareja logró que se les permitiera conservar sus cultivos. El caso hizo que muchas ciudades actualizaran los códigos que establecen cómo pueden usarse esos espacios verdes.

Cuando comenzó a transformar su jardín, el fotógrafo tenía muy poca experiencia. Tuvo que investigar mucho y consultar en su vivero local. También recibió consejos de algunos de sus amigos que ya habían experimentado con cultivos sustentables. Poco tiempo después, comenzó el proyecto. Le tomó tres fines de semana montar toda la estructura. Uno para armar las cajas, otro para colocar la tierra y uno más para instalar el sistema de irrigación y plantar las semillas.

"No puedo explicar cuánta gente del vecindario conocí mientras trabajaba en mi patio"”, le explicó Keegan a MNN. “"Algunas personas detienen sus automóviles y se bajan para conversar conmigo y ofrecerme semillas. Me encanta despedirlos con un buen manojo de productos frescos. Es excelente para romper el hielo"”, agregó.

La huerta ya lleva dos años en funcionamiento. A veces los cultivos son tan prolíficos que superan la cantidad que puede comer. En esos casos, coloca un cartel que dice "“vegetales gratis"” y los regala a sus vecinos. "“Esta es una de mis partes favoritas del jardín. Personas de todo tipo toman lo que ofrezco. He visto gente bajarse de su automóvil sólo para ver qué hay en la caja”", comentó Keegan.

Cómo lo hizo

Comenzó con cuatro cajas de madera de secuoya recuperada de un granero. Las rellenó con compost que le regaló la ciudad de Oakland. Casi todas las plantas fueron cultivadas a partir de semillas.

 Las semillas comenzaron a brotar rápidamente.

Primero llegó la espinaca.

Luego las remolachas.

Más tarde, los guisantes.

También crecieron las zanahorias.

Y algunas flores para darle color.