Por difícil de creer que pueda parecer al principio, los datos indican que la industria de la moda es la segunda más contaminante a nivel mundial, y hay un material en particular que es menos amigable para el ambiente de todos: el jean, denim o mezclilla.

Cada año se producen más de 4 mil millones de prendas de ropa hechas de este tejido, de las cuales alrededor de mil millones son pantalones vaqueros, una prenda que se ha vuelto sumamente popular en las últimas décadas por su aspecto y resistencia. Se estima que hay entre 6 y 7 pantalones vaqueros por persona en todo el mundo.

Sí, se ven muy bien, pero son extremadamente dañinos para el ambiente. Se estima que en todo su ciclo de vida, un pantalón vaquero necesitará aproximadamente 11 mil litros de agua. Por si fuera poco, el índigo, uno de los tintes más contaminantes del mundo, es precisamente lo que le da ese color característico a las prendas de denim. Todo esto, en conjunto con las emisiones de dióxido de carbono que libera su producción, lo hace el peor enemigo del medio ambiente.

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El mundo necesita un nuevo método menos destructivo para producir estas prendas, y un grupo de científicos de la Universidad de Berkley cree haberlo logrado. El estudio fue publicado en la publicación Nature Chemical Biology y describe un método sustentable que imita el color del índigo en las prendas de denim, pero sin el daño medioambiental del tinte.

Por su parte, el método de los científicos de Berkley aprovecha el indoxilo, un tinte natural a partir del cual se desarrolló el índigo, y genes de una bacteria (Escherichia coli) para dar lugar al famosos color de la mezclilla, pero saltándose varios de los pasos que hacen que la producción de este tejido sea tan contaminante. El problema es que este método no es viable económicamente, porque la enzima que libera el indoxilo es sumamente cara.

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Por ahora, el problema no tiene ninguna solución inmediata, pero distintos grupos alrededor del mundo están constantemente en busca de la solución. Y es que una solución para este problema es realmente urgente. Se calcula que el 65% de la producción textil mundial se realiza en China. Esto implica un gasto desmedido de agua, emisiones de CO2, toneladas de colorantes y químicos.

Lo peor de todo es que no existe ningún control que le ponga límites al vertido de los residuos químicos al agua. Se estima que cerca de 200 mil toneladas anuales de estos tintes y químicos terminan en lagos, ríos y mares por la ineficiencia de los procesos de teñido y acabado. Algunos de estos químicos y tintes se “adhieren” al líquido de tal forma que resisten algunos métodos de tratamiento de aguas y llegan a nuestros hogares.

Existen grupos dedicados a la creación de métodos sustentables y se han dado pasos adelante importantes, como el teñido sin sal o el teñido por aerosol, pero en el fondo el verdadero problema es la resistencia de los grandes productores textiles a cambiar sus prácticas, y el gran consumo de ropa al que muchas personas están acostumbradas.

Un cambio lento pero significativo que todos podemos hacer hoy es comprar menos prendas de denim, pero de mejor calidad, como los hechos de cáñamo y teñidos con índigo natural.