Decir que el auge de las redes sociales ha tenido un impacto en nuestra vida diaria sería quedarnos cortos, porque la verdad es que la han transformado por completo. 

Según algunos estudios, los jóvenes entre 11 y 15 años pasan entre 6 y 8 horas al día frente a una pantalla, sin contar el tiempo que pasan frente al computador haciendo sus tareas de la escuela. Los adultos, por su parte, promedia entre 2 y 3 horas diarias revisando sus redes sociales. Además, esta costumbre comienza temprano: un tercio de los niños del Reino Unido tienen acceso a una tablet antes de los 4 años. En resumen, pasamos un porcentaje considerable del día usando dispositivos que hace 30 años no existían.

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Se estima que alrededor de 3 mil millones de personas en el mundo están registrados en alguna red social, algunas en más de una. Los números hablan por sí solos: estamos pasando más tiempo que nunca frente a las pantallas y gran parte de este tiempo lo pasamos usando redes sociales. Según diversos estudios, esto puede tener un impacto importante en nuestro sueño y en nuestra salud mental.

Un reciente estudio realizado a 2.000 personas en por la Universidad de Pittsburgh, en Estados Unidos, demuestra que el incremento en el uso de las redes sociales está directamente vinculado con ciertos síntomas como la ansiedad y el malestar anímico.

 No está claro si la ansiedad nos lleva a las redes sociales o al revés, pero Brian Primack, un investigador involucrado en el estudio, considera que ambas pueden crear un círculo vicioso: las personas ansiosas o deprimidas acuden a las redes sociales y esto empeora su condición.

Antes de dormir: el peor momento para navegar por las redes

Complementando la información anterior, otro estudio demostró que usar las redes sociales 30 minutos antes de irse a dormir tiene un impacto muy negativo en nuestra capacidad para descansar esa noche. Y este impacto es independiente del tiempo que pasemos usándolas durante el día.

Se cree que la luz azul de nuestras pantallas inhibe nuestros niveles de melatonina, el químico que nos indica cuándo debemos irnos a dormir.

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Es decir, debemos evitar a toda costa utilizar las redes sociales 30 minutos antes de irnos a dormir. Estos 30 minutos “libres de tecnología” nos preparan para una noche de sueño reparador.

La solución es, por supuesto, no solo asegurarnos de que estos vitales 30 minutos estén libres de pantallas, sino encontrar otra manera de pasar esos minutos: quizás relajándonos, leyendo un libro o tomando un té caliente. Algo que nos haga sentir confortables.

¿Qué haces tú justo antes de dormir?