A quién no le ha pasado alguna vez sentirse culpable por algo que dijo o hizo. A veces el sentimiento de culpa puede aparecer porque nos damos cuenta de que estuvimos mal; pero otras, puede no existir algo concreto que nos despierte la culpa. Por ejemplo, podemos sentirnos culpables si decidimos ser músicos y nuestros padres esperaban que seamos abogados. 

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El sentimiento de culpa es una emoción desagradable que nos indica que estamos haciendo algo mal (lo estemos haciendo concretamente o simplemente lo estemos imaginando). La culpa se relaciona con las normas que nos han inculcado de pequeños, aquello en donde podemos haber oído frases como "deberías avergonzarte si...". Todo eso, con el paso de los años, se vuelve hacia adentro y funciona como un guardia personal que pareciera decirnos: no es correcto que hagas o digas esto; no tendrías que sentir tal cosa; qué vergüenza si alguien se entera que... 

Que cometamos errores es parte de la vida. Pero el sentimiento de culpa constante puede a veces no dejarnos avanzar. Nos encierra en un círculo de crítica constante y de victimización. La clave es asumir que somos artífices de nuestra vida. Si nos equivocamos, pedir disculpas. Y si no hacemos lo que se espera de nosotros, aceptarlo. No debemos responder a ninguna expectativa que nos quite la felicidad de ser quien somos.

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¿Cómo hacer para dejar atrás el sentimiento de culpa?

El problema no es sentir la culpa a veces, sino poder manejarla y afrontarla de una forma positiva, sin dejar que crezca en pensamientos destructivos que disminuyen nuestra autoestima.

1. Suelta el pensamiento. No pases horas y horas analizando lo que ya sabes. Si has actuado mal, discúlpate. Si te sientes culpable por algo que deseas hacer y no cuadra con lo que se espera, acéptalo. Pero no gastes tu energía criticándote una y otra vez. Haz algo que te ayude a despejar las ideas, por ejemplo, sal a caminar un rato.

2. Comprende que entre una postura y otra hay tonalidades. Ninguna situación es tan radical como parece. La vida no es "o blanco o negro". Existen muchos tonos. Pensar en ellos puede ayudarte a tomar una actitud más flexible.

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3. No te autoresponsabilices de más. Cada persona tiene sus propias responsabilidades y tú no eres la causa de todos los males del mundo. Toma lo que te corresponde y lo que es de los demás, déjaselos a ellos. Aprende a diferenciar.

4. Practica el amor propio. Cambia el sentimiento de culpa por la aceptación como una forma de amarte a ti mismo. No permitas que la crítica constante te deje en un lugar que no quieras estar.

Si te das cuenta que no puedes manejar lo que te genera el sentimiento de culpa, pide ayuda. Ésa también es una forma de practicar el amor hacia ti mismo.