Soy de las personas que elige creer que una vez que nuestro cuerpo físico muere, nuestro alma, o nuestra esencia más personal, sigue en el aire. No creo que todo lo que somos, la energía que emanamos, simplemente desaparece de un día para el otro. 

Cuando murió mi abuelo Manuel yo era aún muy pequeña. Recuerdo de él las tardes de juego en el jardín y cómo reía cada vez que me escondía para asustarlo. También recuerdo el día de su funeral por el perfume de las flores y el temor que me produjo el cementerio. Pero por esas cosas que parecen mágicas en la vida, no sufrí tanto no verlo más. Porque justo unos días después de su muerte conocimos a Ernesto. 

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Ernesto era un hombre que vivía cerca de mi casa y cuando íbamos a esperar el bus para ir a la escuela, él también se subía en el mismo lugar. Resultó ser muy parecido a mi abuelo. Algo en su sonrisa lo recordaba. Jugaba conmigo durante el viaje, y con el paso del tiempo hasta llevaba en su portafolio algunas hojas para que me entretuviera dibujando. Así sucedió durante varios años. Hasta que un día, no lo vi más. 

Me sentí triste, claro, pero algo en mí más tarde pudo entender que haberlo encontrado justo en ese momento, me había ayudado a superar con amor la falta física de mi abuelo. Hoy creo que algo de él vivía en Ernesto y que quizás hasta mi abuelo se permitió, a través de él, jugar un rato más conmigo. 

Cómo reconocer que un ser querido que falleció está cerca de ti 

1. Reconocer su perfume u olor. Aunque alguien ya no esté físicamente puede ser que algo de su olor o el perfume que usaba pueda sentirse en el aire. 

2. Soñar con esa persona. Hay quienes creen que los sueños es una manera en que los seres queridos ya fallecidos intentan comunicarse. Puede a veces ser una forma inconsciente en que algo de la relación con esa persona intenta cerrarse o sanar. 

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3. Cambios de energía en el lugar. Hay personas que sienten que luego de que alguien murió su energía continúa presente, llegando a percibir, incluso, que está físicamente cerca, sentado al lado o en el lugar de la casa donde solía estar. 

4. Coincidencias. A muchas personas les ha pasado que luego de que alguien murió escucharan su canción favorita o se encontraran casualmente con un objeto que solía usar esa persona, justo en el momento en que pensaron en ella. 

5. Interferencias eléctricas. Somos energía, y cuando dejamos de existir físicamente, para algunos, continuamos "vivos" energéticamente. Por eso hay quienes creemos que cuando el espíritu de un ser querido está cerca, es común que algunas luces centellen, la televisión aparezca poco nítida, o haya fallas de señal de celular. 

6. Encuentros con animales. La aparición de un ser como una mariposa o una libélula, por ejemplo, que se posa repentinamente en nuestra mano, podría ser una señal de que un ser querido, en otra forma, nos está haciendo compañía.

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