La era en la que vivimos está repleta de información. Vivimos hiperconectados, y sabemos todo de todo el mundo. Por eso, no me extraña que te parezca una misión imposible poner en orden tu vida.

Sin embargo, no es tan difícil como parece. Se trata, sobre todo, de tener un visión clara y realista de la vida, y ponerse en marcha. Como dice el viejo refrán: “andando los melones se acomodan solos”.

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Entonces, éstos son 6 consejos que deberías tener en cuenta si quieres poner en orden tu vida sin morir en el intento.

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1. No intentes buscar “el sentido de tu vida” todo el tiempo

Los libros de autoayuda, los casos de éxito, la televisión e Internet nos han hecho creer que nuestra vida tiene un único sentido, y que nuestro deber es descubrirlo. Que hemos nacido con un don único, que está allí dentro, y hay que sacarlo a relucir.

La verdades que los psicólogos proponen que es mejor buscar aquello que nos gusta hacer, quitándole el peso del “propósito”. No es raro que te gusten muchas cosas, o que aquello a lo que te quieres dedicar cambie.

Hay personas que son “especialistas”. Son aquellas que tienen un interés en particular y lo explotan al máximo. En cambio, hay otras muchas que son multipotenciales. Es decir, que les gustan muchas cosas, y prefieren no especializarse en ninguna. Una es tan normal como la otra, y no debería preocuparte sentirte así.

Por eso, para poner en orden tu vida, en lugar de intentar encontrar la verdadera iluminación, mejor escucha tu voz interior y sé fiel a ti mismo. Lo demás irá llegando solo.

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2. Aprende a elegir

Hoy parece que el mundo está al alcance de nuestra mano. Tenemos tanto para hacer, hay tanto mundo por conocer, tantas experiencias por vivir, que muchas veces, ¡no hacemos nada!

¿Cómo es esto posible? Bueno, es que habiendo tantas opciones, nos paralizamos. ¡Hay tantas posibilidades de equivocarse!

Mira este experimento que relata Barry Schwartz en su charla TED. En una tienda, se armaron dos góndolas de mermeladas. En una pusieron 6 tipos de mermeladas distintas; y en la otra, 30. El 30% de los que se pararon a mirar mermelada en la góndola de las 6 opciones, compraron una. Mientras que, de los que miraron la góndola de 30 opciones, solo el 3% compró una.

¿Ya vez? Es una mentira que cuántas más opciones tenemos, más felices somos. Pero las opciones están allí. Cuando te sientas paralizado antes de tomar una decisión entre un montón de alternativas, piensa: ¿qué harías si en lugar de tener tantas posibilidades, solo tuvieras 6?

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3. Entiende que no eres tan especial

Es común que los medios de comunicación hablen sobre esa persona que se hizo millonario a los 20 años con una idea brillante. O sobre esas personas que salieron adelante de situaciones imposibles, y hoy son exitosas.

Pero… ¿cuánto se habla de las otras miles de personas que no han tenido esa vida? Piensa que la mayoría no son empresarios exitosos. Es gente común, que ha intentado muchas cosas y ha fallado en otras tantas, que tiene un trabajo mejor o peor, o una familia más o menos feliz.

Claro que eres especial, como todos lo somos. Tienes dones que nadie más tiene y unos cuantos talentos que puedes potenciar. Eres materia prima para tener una vida satisfactoria y feliz. Y esto es muy importante que lo entiendas para poder poner en orden tu vida. 

Pero no creas que eres más que el resto, y no esperes el máximo éxito instantáneo, porque solo conseguirás decepcionarte. Sé realista, ponte objetivos que puedas cumplir, y posiblemente conseguirás grandes cosas en la vida.

4. No busques tanta aprobación

Con las redes sociales, vemos de cerca la vida de todo el mundo, y nos comparamos permanentemente. “¡Qué buena vida tienen mis amigos! ¡Tengo que demostrarles que yo no me quedo atrás!”, es un pensamiento que puede aparecer.

Así, buscamos embellecer nuestra vida, solo para darle envidia a los otros (así como nosotros sentimos envidia por ellos). Esto es lo que los especialistas llaman “la espiral de la envidia”, y es algo nocivo para nuestro ánimo.

Si no quieres caer en esta trampa, debes desarrollar, primero, el pensamiento crítico. ¿De verdad crees que María es tan feliz como lo muestra su Instagram? ¿O solo embellece todo para que parezca perfecto? ¿Y qué me dices de Juan? ¿No te ha contado ayer un montón de sus problemas? ¿Entonces por qué crees que es más feliz que tú al verlo sonriendo en una foto?

Contestar éstas y otras preguntas te hará ver lo que sucede en las redes sociales con otros ojos. Una vez logrado esto, cuando sientas envidia por lo que alguien muestra, utilízala en tu favor. Mira hacia adentro y reflexiona qué es lo que te molesta de esa foto. Entonces, en vez de subir una más linda, intenta cambiar aquello que sientes que no está bien contigo.

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5. Entiende que tus padres son personas

Cada generación tiene sus propias características, y ha vivido distintas cosas. Por eso, puede que te cueste relacionarte con tus padres, y hacerles entender cómo ves las cosas hoy.

En lugar de enojarte con ellos por lo que te han inculcado, entiende que vivieron en otro momento, y que, simplemente, son personas. Que han hecho lo mejor que han podido para criarte, y que tal vez en algunas cosas se han equivocado. ¿O acaso tú nunca te equivocas?

Toma de ellos lo mejor que tienen para darte: su amor incondicional. Y deja de culparlos por todo lo malo que te sucede; después de todo, siempre estás a tiempo de cambiar lo que no te guste.

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6. Cuida los “lazos débiles”

No todo es malo en esta época. Lo bueno es que estamos conectados con muchísima gente. Además de nuestro núcleo cercano (amigos íntimos, familia), hay a nuestro alrededor muchas personas “conocidas”. Un ex compañero de la primaria que tenemos en Facebook, colegas que dejamos de ver, amigos que se fueron a vivir a otra ciudad.

Todas esas personas que están a nuestro alrededor pero que tratamos poco son nuestros “lazos débiles”. Y es importante cuidarlos, porque son personas que pueden abrirte muchas puertas. De hecho, ofrecen muchas más oportunidades de crecimiento que nuestros lazos cercanos, pues nos brindan información nueva y útil.

Mantén el contacto con esas personas que no conoces demasiado pero te parecen interesantes. Quizá en algún momento puedan ayudarse mutuamente.