A medida que pasan los años, confías cada vez menos en las historias de princesas y príncipes azules. Es que la vida real es diferente a la de los cuentos (¡Por suerte!).

Sin embargo, tanto tiempo expuestos a esas ideas de amor pueden llevarnos a tener una visión demasiado fantasiosa de lo que una relación realmente implica.

Las relaciones serias y duraderas deben sostenerse en varios pilares: el afecto, la confianza, el compromiso. En realidad, no basta sólo con querer; una relación madura necesita también proyectos en común.

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Así es que hay cosas que no suceden en una relación madura, y que debes tratar de evitar si pretendes llegar lejos con quien te acompaña en este camino.


Relaciones maduras

1. No prohíben ni desconfían

Esta es, posiblemente, la norma más importante a la hora de sostener una relación a lo largo del tiempo.

En primer lugar, las parejas serias no se prohíben cosas. Dejan que el otro tome sus propias decisiones, y lo máximo que pueden hacer es aconsejar o dar su punto de vista. Pero respetan a su pareja como una persona independiente y libre de tomar sus propias decisiones.

Pero esto es así porque las parejas sólidas confían. No se preocupan de que el otro mienta o los engañe.

Sin confianza, no es posible construir una relación en el tiempo, pues se trata del cimiento fundamental.

2. No dejan de hablar las cuestiones importantes

Las parejas que perduran en el tiempo tienen el hábito de hablar mucho. Pero no se trata de conversar sobre la película que vieron en el cine, o las últimas novedades del Facebook.

Lo importante es conversar los temas importantes, que verdaderamente los preocupan. Y sobre todo, los planes a futuro. Las parejas son de dos personas, y las decisiones que competen a ambas parten deben ser dialogadas.

Si un miembro de la pareja toma todas las decisiones respecto de la relación, sin dar espacio a los deseos de su acompañante, definitivamente algo no anda bien.

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Relaciones maduras

3. No escatiman su apoyo

Quienes se quieren de verdad, esperan lo mejor para su pareja. Por eso, apoyar al otro en sus logros es importante para lograr que la relación se solidifique.

Las parejas duraderas se acompañan, se desean lo mejor, y siempre están para poner el hombro cuando las cosas no vayan bien.

No esperan que su pareja sea invencible, pero tampoco la desaniman. Es que conocen a la otra persona y saben cuándo necesita aliento y cuándo solo un abrazo.

4. No discuten por dinero

En las parejas sólidas, el dinero no es un problema. No quiere decir que nunca tengan apuros económicos. Pero saben salir adelante juntos, sin depender uno del otro.

Dentro de una relación madura, cada miembro de la pareja lleva su propia economía, pero ambos cuidan de la economía en común.

Hablan sobre dinero, saben llevar cuentas y saben entender cuándo uno de los dos tiene que dar un poco más para salir adelante. Entienden que el dinero es cíclico: hoy puede haber más, mañana menos.

Por eso, no hacen del dinero un pilar de su vida, y sus discusiones no pasan por él.

Relaciones maduras

5. No buscan cambiarse

Finalmente, pero no menos importante, las parejas sólidas han llegado a aceptarse mutuamente con sus virtudes y defectos.

Han sabido entender y aceptar las cosas malas de su pareja, entendiendo que pasa lo mismo a la inversa. Y no intentan cambiar al otro.

Sin aceptación, no hay relación posible. No porque las personas no puedan cambiar, sino porque el pilar de una relación madura es querer a la otra persona tal y como es.