Hay momentos en la vida en que todo parecería trabarse; nada sale como nos gustaría o no llegamos a alcanzar lo que deseamos. Es común que frente a eso nos frustremos, enojemos o sintamos que llegar a lo que queremos tomará mucho tiempo. A veces, incluso, culpamos de ese bloqueo a cosas externas, sin empezar por el principio: ¿qué estamos haciendo nosotros sin querer para favorecer esto? 

Aunque al principio te parezca un poco descabellado pensarlo así, en lo que somos hoy no solo incide lo que pudimos ser (en relación a nuestras posibilidades materiales), sino también lo que los demás creyeron (y quisieron) que seamos y lo que luego nosotros también creímos que nos definía. ¿Cómo podríamos pensar que más allá del bosque hay una cabaña acogedora si siempre creímos que más allá no había nada, que la subida hacia allí era muy difícil o que entre los árboles "era nuestro lugar"? 

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Creer que te mereces lo mejor es la clave para destrabar lo que quieres que suceda. Si lo imaginas y sientes en tu corazón, estarás más positivo y receptivo para ver posibilidades donde antes solo percibías puertas cerradas. 

Toma nota de estos consejos y prepárate para vivir aquello que por ahora solo imaginas. 

1. Pregúntate: ¿qué es lo que crees que mereces? 

Toma una libreta y haz una lista de aquello que crees que te meres hoy: "merezco vivir en un lugar mejor", "merezco que me traten con cariño", "merezco abundancia". No pienses que nada de eso es "egoísta"; no te pongas límites. Escríbelo como si estuvieras haciendo un pedido al Universo. Dilo en voz alta si eso te ayuda a intencionarlo.

2. Registra a lo largo del día qué te dices a ti mismo 

Más allá del diálogo con otras personas, todo el tiempo nos hablamos a nosotros mismos, ya sea o no de forma consciente, en voz alta o hacia adentro. Pero si quieres empezar a materializar lo que quieres, comienza por registrar qué es lo que te dices a ti mismo a lo largo del día; quizás muchas de esas cosas te las han dicho de pequeño y te han quedado adheridas como mandatos que pueden estar limitándote ("seguro no me llamará, no le intereso lo suficiente", "no podré hacerlo", "otra vez me pasará lo mismo", "qué tonta/a", "qué inútil que soy para esto"). 

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3. Transforma lo negativo en positivo

Cada frase que te has dicho, ahora has registrado y percibes que a menudo te la repites a ti mismo (y justo "por casualidad", ¡la escuchas seguramente de los demás!), tómala y transfórmala: ¿cuál sería su opuesto, su balance?

Por ejemplo:

"No podré hacerlo": "Yo puedo hacer todo lo que me proponga"
"No me quiere": "Yo soy el amor incondicional"
"Qué fea/o estoy": "Me amo y me acepto como soy"

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4. Repítetelo tantas veces como lo necesites
                     
Así como ha pasado con las creencias que hoy tenemos incorporadas como mandatos que cuesta tanto desarmar, tú puedes crear tus propias creencias y reestructurarte. ¿Cómo? Igual que como las has aprendido: ¡por repetición!

Aunque te parezca que es en vano, prúebalo. Repítete las frases positivas que has formulado. Verás cómo a medida que vayas incorporándolas, verás posibilidades ahí donde antes solo percibías oscuridad.