Para la cultura japonesa, el orden y la limpieza tiene una función muy importante, ya que permite que la energía circule con facilidad y pueda expandirse. La luz, las plantas y la funcionalidad, es central. Por el contrario, el desorden y la suciedad provoca que se obstruya y favorece la acumulación de mala energía. Pero seguir la filosofía japonesa de limpieza no es tan difícil; de hecho, 3 pasos son suficientes para tener un espacio limpio física y energéticamente. 

[Lee también: 7 consejos prácticos del Feng Shui para cargar tu hogar de energías positivas]

¿Cuáles son? Sigue estos consejos de la filosofía japonesa de limpieza y libra de malas energías tu hogar. 

1. Pon todo lo desordenado en una superficie

El primer paso de la filosofía japonesa de limpieza es poner todo lo que veas desordenado o que quieres organizar en un solo lugar; puede ser tu cama o el suelo, por ejemplo. Aunque esto te parezca caótico, es fundamental. Porque tener todo dispuesto te ayudará a seleccionar, reorganizar, limpiar y ordenar mejor. 

Además, según la la filosofía japonesa de limpieza te ayudará a tener conciencia de lo que tienes. 

[Lee también: Cómo vivir de forma minimalista puede transformar tu vida a diario]

2. Separa lo que necesitas de lo que no 

El segundo paso de la filosofía japonesa de limpieza es, ahora que tienes todo a la vista, armar dos pilas: una, donde coloques lo que conservarás; y otra, con lo que ya no uses. De esta última, a la vez, separa entre lo que tengas que tirar, y lo que puedas regalar o reutilizar. 

En este sentido, la filosofía japonesa de limpieza propone conservar solo lo que realmente uses, reduciendo la cantidad de cosas almacenadas. Esto, además, a la hora de ordenar hará todo mucho más sencillo; y a nivel energético, te ayudará a tener la mente más clara, sin cosas en el medio que obstaculicen tu visión. 


3. Organiza

El último paso de la filosofía japonesa de limpieza es organizar de la manera más práctica posible. Según los orientales, guardar las cosas verticalmente es más útil que apilarlas entre sí, por ejemplo.

                                                                                                         
                                                                                       [Sigue leyendo: 7 simples trucos para que tu casa siempre esté en orden]