Cuando decimos que es necesario un cambio de paradigma, no hablamos solo a nivel macro porque todo, en su conjunto, danza a un ritmo que se aleja de los ciclos naturales y nos perjudica. Nuestra vida, al igual que el trabajo y la producción, se ha acelerado. Por eso, lo mismo que nos sucede a nosotros día a día, cuando las horas de descanso no nos resultan suficientes por tantas exigencias, le sucede al planeta. 

El modelo actual de producción agraria no responde ni respeta los ciclos de la naturaleza. Aplica sobre ella una lógica ajena: producir más en menos tiempo y sin importar las particularidades de cada región. El rédito económico aparece a la cabeza y, por eso se recurre a métodos pensando en el corto plazo, sin un criterio que tenga en cuenta siquiera la salud y el bienestar de quienes trabajan, viven en las cercanías de los cultivos o consumen las cosechas.  

Y aquí es donde aparecen los agroquímicos. La respuesta "perfecta" a la necesidad de resolver de forma rápida y efectiva algo que, de manera natural, implicaría mucho más trabajo y dedicación; por ende, menor rentabilidad. Pero ya "Es hora de derrumbar el mito de que los plaguicidas son necesarios para alimentar al mundo y crear un proceso global para la transición hacia una producción agrícola y alimentaria más segura y saludable".

pesticidas

Así lo señala un informe elaborado para la ONU por dos expertos en la temática (Hilal Elver y Baskut Tuncak) que indica que el uso masivo e inadecuado de algunos insecticidas y herbicidas provoca la muerte por intoxicación de unas 200.000 personas cada año; 99% de las cuales se producen en países cuya salud, seguridad (en sentido amplio) y regulaciones ambientales son más débiles o se encuentran vulneradas.

Por eso, señalan que se necesita generar: “un proceso global para la transición hacia una producción agrícola y alimentaria más segura y saludable”. De hecho, según la ONU la agricultura ecológica es la mejor forma de alimentar al mundo.

Los autores del informe proponen elaborar un nuevo tratado global para regular y eliminar el uso de pesticidas peligrosos en la agricultura, considerándolos perjudiciales para la salud humana y el ambiente.

pesticidas- enfermedades- fabian tomasi

Los plaguicidas no solo generan muertes, sino también se los ha vinculado con enfermedades como el cáncer, el Alzheimer y el Parkinson, además de alteraciones hormonales y otras afecciones. Por ejemplo, el glifosato puede producir más de 10 enfermedades. Las historias y testimonios de trabajadores del campo y de comunidades que viven en las cercanías de los cultivos lo ponen de manifiesto. Puedes conocer, por ejemplo, la historia de Fabián Tomasi, un hombre que fumigaba con agrotóxicos.

Los autores del informe también destacaron el peligro que corren especialmente los niños; cuyas estadísticas de muertes, enfermedades e intoxicación es muy elevada y requiere de Estados que protejan y garanticen su salud.

Además señalan que: “El uso excesivo de plaguicidas contaminan las fuentes de agua y el suelo, causando pérdida de biodiversidad, destruyendo a los enemigos naturales de las plagas y reduciendo el valor nutricional de los alimentos. El impacto de este uso excesivo también impone costos asombrosos en las economías nacionales de todo el mundo”; lo cual pondría en cuestión el argumento que suele darse de las ganancias económicas que genera el uso de agroquímicos.

Algunos pesticidas también afectan a las abejas; lo cual también es grave ya que el 70% de las especies de cultivos que nos proveen de alimentos dependen de su polinización.

alimentos ecologicos- pesticidas

Por todos estos aspectos, el uso de los agroquímicos no debería ser, en ningún caso, una decisión tomada libremente por las compañías, sino un tema de derechos humanos. Los Estados deberían garantizar el derecho a la salud de sus habitantes y respaldarlo con legislaciones que limiten y eliminen el uso de pesticidas peligrosos en la agricultura. Por eso mismo, el tratado que los autores de este informe proponen podría ser un primer paso para unificar el criterio a nivel mundial, fomentar formas de producción agraria más sostenibles, y quitar la mordaza que sigue manteniendo estos temas en el silencio.

No olvidemos que el marketing se ha encargado de negar los peligros de los plaguicidas y sus impactos, destacando su potencialidad de "alimentar al mundo" y asociando las consecuencias al mal uso de los productores.

¡Protejamos nuestros derechos! Escojamos alimentos orgánicos o de productores locales.