Nota por: Martina Álvarez
Licenciada en Comunicación Social & Buceadora Profesional
Instagram: @martinaalvarezmar
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Navegábamos por el Caribe Mexicano camino a Isla mujeres cuando escuché el sonido del mar salpicar. Me asomé a la punta del barco y vi una fuente de agua que salía del lomo del tiburón ballena. Unas gotas mojaron mi cara y sentí que la naturaleza me despertaba. Era real; el tiburón estaba ahí y yo iba a nadar con él. ¨¡Salta!¨, gritó el capitán. Ese día el mar me abrazó para siempre y no pude soltarlo. 

Es el pez más grande del mundo, según dicen los biólogos marinos. Viví la experiencia de tener la naturaleza en su máximo esplendor al lado mio, midiendo unos 11 metros en este caso; y yo, parecía un microbio en el medio del océano, tratando de seguirlo. La sensación podría acercarse a estar parado en la cima de una montaña y sentirse un puntito en el planeta. Me hizo entender que somos solo una mínima gota dentro del reino animal.

Al mirarlo se me vinieron a la mente los dinosaurios. Los tiburones ballena pueden medir hasta 14 metros, sin embargo algunas leyendas marinas, quizás con un poco de pimienta agregada, narran que se vieron algunos de hasta de 23. Se calcula que pueden tener hasta 300 crías y vivir 100 años ¿Tiburón o ballena? Preguntaban quienes estaban en el barco. Es un tiburón, pero debido a su tamaño se lo asocia con una ballena.

Tuve suerte y aparecieron más de 10. Cuando nadaba con uno de ellos, el animal decidió cambiar su rumbo y de pronto me encontré cara a cara con su boca. Era gigante, 1.5 m de ancho, y la abrió de par en par. Estaba segura de que el movimiento no iba apuntado hacia mí porque sabía que solo se alimentan de plancton, pero instintivamente comencé a nadar hacia atrás, seguramente porque jamás había tenido una boca tan grande cerca.

El tiburón ballena se alimenta por filtración, abre sus mandíbulas de par en par y absorbe lo que está a su alrededor. Filtra lo que recogió con los "pelitos" que tiene de dientes y expulsa el agua. Su garganta está preparada únicamente para cosas pequeñas. Suele nadar solo o en manada y generalmente está acompañado por rémoras y rayas. A pesar del tamaño, su par de ojos diminutos le daban un aspecto más simpático, hasta un poco torpe me atrevería a decir.

Podía nadar con cualquiera de ellos sin problema, son amables con los buceadores. Según Martina de Marcos, Científica Marina que trabajó para ONU Medio Ambiente, "Nadar con tiburones ballena podría tener un impacto positivo en la conservación de los océanos ya que ayudaría a fomentar la conciencia ambiental y el ciudado del océano. Siempre debe realizarse de manera responsable, sin tocarlos ni molestarlos y siguiendo las reglas específicas para no dañarlos." Además, agregó "Si el animal no se encuentra a gusto siempre puede alejarse"

Para sumergirme solo necesité un par de aletas y una máscara porque el agua era tibia. El tiburón ballena es migratorio, habita casi todos los mares cálidos de los trópicos, excepto el Mediterráneo. Viaja desde Australia Occidental hasta el Caribe Mexicano.

Este fue un intento de selfie con uno de los tiburones ballena. Por su tamaño, costaba que aparezca entero en la foto.

Su piel es de color gris, estampada con lunares y líneas de color blanco. La combinación de estos patrones es única en cada animal, algo así como su huella digital. De esta forma, también se puede identificar y registrar su recorrido. Debido a estas machas, en algunos países también lo llaman el "domino shark¨, haciendo referencia al juego.

Para mí ese día fue un encuentro cara a cara con el océano. Al ver el animal tan grande me pregunté cómo algo tan chiquito podía causarle tanto mal. Hoy, el tiburón ballena figura en la lista de especies vulnerables. Aún así, se los continúa cazando en algunas partes de Asia como Taiwán y Filipinas. Más del 60% de ellos tienen cicatrices en sus colas causadas por los barcos y cada vez es menor el número que llega a sus 100 años de edad.

Por suerte, hay organizaciones que ya están colaborando para que no desaparezca del planeta. Personas de todo el mundo participan registrando cuando hay un encuentro con un tiburón ballena . Comparten sus fotos en una web comunitaria ayudando a los investigadores a realizar un seguimiento y estudiarlos. Éstos, a su vez, proporcionan información a los turistas, entrenan a los capitanes y generan conciencia para que el pez más grande del mundo no desaparezca de nuestro océano.

Si estás interesado en ayudar, puedes contactarlos aquí: