Todas las personas quieren verse bonitas, y en una de las principales cosas en las que piensan es en comprarse una nueva prenda de vestir. Algo que podría parecer tan individual e incluso banal, tiene muchas más repercusiones de las que creerías: un solo suéter podría generar un verdadero desastre. 

En la industria textil se utilizan tanto sustancias químicas tóxicas, como grandes cantidades de agua y energía, y se producen, como resultado, enormes cantidades de desechos y aguas residuales que, por su carga química, contaminan el suelo, el aire y el agua, y afectan la salud de personas y animales. También, generan malos olores, ruidos, residuos sólidos y emisiones de gases contaminantes. 

Además de este costo ambiental, muchas de las personas que trabajan en esta industria lo hacen en condiciones inhumanas, violando sus derechos para luego ponerles a las prendas reconocidas etiquetas de marca y venderlas a un precio que multiplica varias veces el salario que obtienen a cambio. 

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Para producir las prendas de vestir que acostumbramos a ver y a consumir, se utilizan sustancias químicas como los colorantes; algunos de ellos tan potentes que incluso pueden resistir a la degradación microbiana natural, siendo difíciles de eliminar con las plantas de tratamiento de agua tradicionales.

El 70% de estos residuos, entonces, terminan en el agua, tiñiéndola de colores y contaminándola de acuerdo a las sustancias químicas que se usan en la fabricación de fibras, en el teñido, en el lavado, o en otras etapas dentro del proceso de producción.

Incluso, en el caso de algunos colorantes se ha demostrado que pueden ser carcinogénicos y mutagénicos, además de tóxicos.

A esto además se agregan otros factores, como por ejemplo que el poliéster, la fibra que más se usa en el mundo requiere 70 millones de barriles de petróleo, generando una extracción nociva de un recurso no renovable, grandes cantidades de agua en la producción y un proceso de descomposición de más de 200 años.

Esto no excluye a las fibras naturales como el algodón: éste necesita más de 19.000 litros de agua en su producción, además de plaguicidas químicos.

¿Qué sustancias químicas hay en la ropa que usamos?

Según Greenpeace las sustancias químicas que deberían eliminarse de la industria textil antes del 2020 son:

  1. Alquifenoles, se usan para procesos de lavado y teñido, y son tóxicos para la vida acuática, persistiendo en el ambiente y acumulándose en los tejidos corporales. Además, son disrupciones hormonales.
  2. Ftalatos, se usan en el cuero artificial, en el caucho y en el PVC. También en algunos tintes.  Son calificados como muy dañinos para la reproducción en mamíferos.
  3. Retardantes de llama bromados y clorados, se usan en muchos materiales como los textiles para reducir la inflamabilidad. Son sustancias químicas persistentes y bioacumulativas, y pueden interferir en los sistemas hormonales implicados en el crecimiento y en el desarrollo sexual.
  4. Colorantes azoicos, prohibidos por la Unión Europea por liberar sustancias químicas, algunas de las cuales pueden causar cáncer al entrar en contacto con la piel. Son uno de los principales tintes usados en esta industria.
  5. Compuestos orgánicos de estaño, se usan en algunos productos para prevenir el mal olor causado por el sudor; pueden persistir en el ambiente y afectar los sistemas inmunológico y reproductivo
  6. Perfluorados (PFCs), se usan en la industria por sus propiedades antiadherentes e hidrófugas para fabricar productos textiles, de cuero y antimanchas. Pueden persistir en el ambiente y acumularse en el tejido corporal.
  7. Clorobencenos, relacionados con afecciones al hígado, tiroides y sistema nervioso central, se utilizan como disolventes y biocidas, en la fabricación de tintes y como intermediarios químicos.
  8. Disolventes clorados, se utilizan en fabricación textil para disolver otras sustancias. Se consideran sustancias que agotan la capa de ozono y que pueden persistir en el ambiente.
  9. Clorofenoles, usados como biocidas en la industria textil son altamente tóxicos para los seres humanos, y pueden afectar a muchos órganos.
  10. Parafinas cloradas de cadena corta (PCCC), altamente tóxicos para los organismos acuáticos, no se degradan fácilmente en el ambiente y tienen un alto potencial para acumularse en organismos vivos. Se utilizan en la industria textil como retardantes de llama y para el acabado de cuero y textiles.
  11. Metales pesados ​​tales como cadmio, plomo y mercurio,  usados en ciertos tintes y pigmentos, pueden acumularse en el cuerpo y son altamente tóxicos, con efectos irreversibles, incluyendo lesiones del sistema nervioso (plomo y mercurio) o los riñones (cadmio).

¿Qué puedes hacer tú?

  • Conoce de dónde proviene lo que vistes: dónde y cómo ha sido hecho. Para esto puedes recurrir a los mercados locales donde será más fácil conocer a los productores y/o trabajadores que están detrás de la ropa que compras.
  • Escoge productos respetuosos con el entorno y con las personas que lo han fabricado, como prendas hechas con fibras naturales de cultivo ecológico o fibras recicladas, tintes naturales no tóxicos y procesos de fabricación de bajo impacto ambiental.
  • Apoya a las marcas con mayor responsabilidad social y ambiental.
  • Antes de tirar una prenda en buen estado solo porque ha pasado de moda, regálala o dónasela a otro.
  • Compra en ferias del usado o haz ferias en tu vecindario para intercambiar ropa que ya no uses.
  • Piensa qué puedes hacer con algo que ya no te sirva o se haya roto antes de tirarlo. Por ejemplo, puedes leer 10 ideas para hacer con una vieja remera.
  • No sigas las modas que otros te imponen.

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