¿Alguna vez te has preguntado por qué el tiempo siempre va en la misma dirección, hacia adelante? Puede que no te lo hayas hecho con estas palabras específicas, pero la mayoría de las personas se han preguntado alguna vez sobre la naturaleza del tiempo, al menos en términos muy generales, no necesariamente profesionales.

Los científicos, por supuesto, no son la excepción, y han sido muchos los grandes genios que se han preguntado por qué el tiempo solo corre de forma lineal. El físico Arthur Eddington llamó a esta persistente cualidad “la flecha del tiempo” y son muchos los misterios que la rodean, así como su dirección única.

Pero, ¿qué pasaría si lográramos, al menos en condiciones de laboratorio, que la flecha vaya en dirección opuesta? ¿Podríamos viajar en el tiempo? Si bien todo esto suena genial, la vida real es distinta, pero igualmente interesante. Y es que un grupo de investigadores de la Universidad Federal ABC, en Brasil, dio conocer los resultados de un experimento que podría cambiarlo todo, pues lograron lo que parecía imposible: hacer que el tiempo corra hacia atrás.

Si bien ese titular suena como salido de una película de ciencia ficción, tiene sentido cuando conoces algunos términos básicos. Dos en particular son muy útiles. La entropía, que es esencialmente el caos o el desorden, y la Segunda Ley de la Termodinámica, que indica que la entropía incrementa en los sistemas cerrados pero es casi nulo en sistemas abiertos.

En español, esto significa, entre otras cosas, que un objeto caliente le transmite su calor a un objeto frío y no al contrario. Fenómenos como este son la prueba de que el tiempo corre siempre hacia adelante. Entonces, ¿qué pasaría si el tiempo corriera hacia atrás? Pues todas las leyes de la física se cumplirían a la inversa, y esto implica que los objetos fríos le transmitirían su frío a los objetos calientes.

Según los resultados, esto fue exactamente lo que sucedió en la investigación brasileña. Por medio de la manipulación de un complejo sistema subatómico, los físicos lograron algo sin precedentes: el flujo espontáneo de lo frío hacia lo caliente, algo que no se observa en ningún lugar del universo conocido.

Por supuesto, todos estos datos deben ser verificados y debidamente analizados, y esto no significa que podemos construir máquinas del tiempo, por mucho que nos gustaría. Sin embargo, es un gran paso adelante para la física en general y podría abrir un sinfín de nuevas investigaciones, como una mejor comprensión de las condiciones que había al principio de todo, el conocido Big Bang.