La Edad Media fue un periodo de más de mil años en el que la cultura y el desarrollo científico se vieron retrasados considerablemente. Esto incluye las "Edades Oscuras", una era en que las supersticiones contaban más que la razón.

Katherine Harvey, autora de “Una historia cultural de la sexualidad en la Edad Media” nos muestra una de las facetas menos conocidas de la Edad Media: la educación sexual. En su libro, nos da respuesta a 5 preguntas muy frecuentes en esa época (e inlcuso hoy) acerca de sexo y amor.

Resultan curiosas y nos muestran el nivel de ignorancia sobre la sexualidad y el cuerpo humano que abundaba en la época.

“Estoy enamorado de alguien que no me ama ¿qué puedo hacer?”

En los tiempos medievales lo más seguro sería recurrir a la magia del amor. Por ejemplo, los expertos aconsejaban poner huevos de hormiga en la tina de la persona que querían enamorar, o rociar su comida con la planta vinca. También podrían llevar beleño o hierba loca encima para resultar increíblemente atractivo.

Por supuesto que la Iglesia no hubiera aceptado estos comportamientos, por lo que debían practicarlos con sigilo.

En caso de que el hombre estuviera sufriendo de mal de amores por los sentimientos no correspondidos, se le aconsejaba que descansara, se diera un baño caliente y comiera bien. Las purgas estomacales o un sangrado ayudarían a reequilibrar los humores. Otros métodos eran los de poder contemplar otras mujeres o convencerte de que no la amas.

“Mi esposo y yo tenemos 8 hijos y no podemos pagar más ¿qué hacemos?”

Este era un problema muy común en esos tiempos. Ya que los niños eran muy importantes y también muy caros, a las parejas se les aconsejaba abstenerse, algo que no era muy bien visto, ya que se consideraba que de esta manera se estaba "negando la deuda marital", un pecado grave.

Entonces, para evitar pecar, se aconsejaba no “fertilizar la semilla” haciendo que el esposo se retire antes de eyacular, y luego moverse para que la semilla se escape del cuerpo de la mujer, tratar de estornudar o saltar era algo muy recomendado.

Los amuletos como el azabache o los testículos de comadreja eran muy populares para evitar la concepción, así como unir los genitales a algunos aceites o hierbas. Otras recetas para intervenir el embarazo eran los brebajes de hierbas, que debían tomarse con cuidado y discreción, ya que prevenir el embarazo también era un pecado.

“No soy virgen y estoy a punto de casarme ¿cómo evitar que mi esposo lo descubra?”

La "mala noticia" era que existían (al menos en creencia) muchas formas de comprobar la virginidad. Se creía que la orina de una mujer virgen es delgada y clara, y que las mujeres vírgenes orinaban con mucha más delicadeza y por más tiempo.

Pero como no todos los hombre eran médicos, ellos esperarían un poco de sangre y dolor al momento de la penetración, por lo que se les aconsejaba mantener relaciones en un día de menstruación. Otras medidas que se tomaban era la de frotar los genitales femeninos con algunas moras, que contraerían la zona, producirían manchas y engañaría al esposo.

Algunas mujeres italianas se insertaban sanguijuelas para provocar sangrado y engañar al esposo, algo impensable que acabaría con la carrera del médico que lo aconsejara hoy en día.

“Soy un sacerdote y he escuchado historias de hombres que mueren por celibato ¿cómo evitar que me ocurra?”

En ese tiempo se pensaba que morir de celibato o falta de relaciones sexuales era posible, debido a la creencia de que el semen debe ser expulsado regularmente. En caso de que no ocurriera, el semen se acumulaba y "dañaba el corazón", lo que causaría dolores de cabeza y pérdida de peso, que conllevan a la muerte.

Si no se expulsa, el semen saldrá por si mismo mediante eyaculaciones nocturnas, que los sacerdotes y hombres religiosos preferían ya que no lo consideraban un pecado. A los sacerdotes se les aconsejaba cambiar la alimentación, algunas comidas generan más semen que otras, como la carne roja. Se les aconsejaba evitar el vino, que calienta el estómago y provoca lujuria.

Otros métodos eran los del derramamiento de sangre, ya que el intercambio de fluidos aseguraban un cuerpo célibe.

“Soy impotente y mi esposa amenaza con dejarme ¿qué puedo hacer?”

En los tiempos medievales, se pensaba que los hombres se volvían impotentes a causa de alguna ex amante celosa. En estos casos, los sacerdotes aconsejaban un exorcismo o alguna penitencia. En caso de que la magia no tenga la culpa, algunas medicinas como polvo de riñón y testículo de buitre eran aconsejados.

Los consejos alimenticios eran también regulares, comer carnes, huevos y aumentar el consumo de alcohol, que incrementaba el deseo, eran muy recurrentes. Se aconsejaba también crear un espacio adecuado, donde hubiese mucho calor, por lo que las habitaciones estaban siempre rodeadas de fuego.

Si nada funcionaba, la esposa tenía derecho a una "anulación del matrimonio", porque la procreación era un derecho del matrimonio.

Como puedes ver, la Edad Media fue un periodo de mucha ignorancia y desinformación en la que los mayores "expertos" de cada materia sabían en su mayoría menos que muchos de nosotros hoy en día sin estudiar demasiado, y las supersticiones abundaban.

Fuente

BBC Mundo