Sólo si nos detenemos a pensar en las pequeñas cosas llegaremos a comprender las grandes. Leer un libro con el que nos identificamos es vernos en un nuevo espejo, uno incómodo que brilla por su novedad. Pasar las páginas es reconocernos en ideas que no son nuestras, pero que hacen eco en lo más profundo de nuestro ser, es una identidad compartida entre el autor y el lector que si puede prometer algo es que las cosas nunca volverán a ser igual.

La literatura de José Saramago (1922 - 2010) es así. Incómoda, reflexiva, difícil, cambiante y muchas veces universal. Rebelde, comunista y ateo, el premio nobel de 1998 escribió sin seguir reglas de puntuación y en sus libros llegó a imaginar al hijo de Dios como alguien muy humano. También se permitió preguntarse qué sucedería si la muerte dejara de trabajar. Sin duda la reflexión, tras leerlo, es automática. 

Aquí te presentamos 4 libros de este autor, que si no te cambian la vida, al menos te volverán más humano.

"Ensayo sobre la ceguera" (1995)

ensayo ceguera

Uno de los mejores libros de Saramago y tal vez el más famoso. Un día, sin razón aparente, un hombre pierde la vista, pero en lugar de una ceguera que apaga las luces y deja todo negro, la ceguera es blanca como estar en un mar de leche. Poco a poco la población comienza a infectarse (nadie sabe cómo o de qué forma se propaga el mal), por lo que los protagonistas son encerrados en un antiguo manicomio en el que tendrán que vivir como una sociedad de ciegos en la que parece que lo único que se puede esperar del ser humano es su descenso hacia la locura y la maldad

"...la ceguera también es esto, vivir en un mundo donde se ha acabado la esperanza".

"Las intermitencias de la muerte" (2005)

muerte

"Al día siguiente no murió nadie". Quizás uno de los mejores inicios de un libro. Tan profético e inimaginable. Si no fuera poco, Saramago explica que es un evento que nunca había sucedido en los miles de años de historia registrada en la humanidad, y no termina ahí. La novela narra cómo en un país la muerte simplemente no llega. La gente con las peores enfermedades y las heridas más desastrosas son obligadas a seguir con vida. 

Pronto la gente hace lo posible por salir del país en el que no muere nadie, el gobierno vive crisis que sólo sirven para reír o llorar y sin duda toda la lectura es un viaje reflexivo acerca de la naturaleza humana y la necesidad de plantearnos qué es la muerte y cómo nos relacionamos con ella mientras vivimos. 

“La muerte por sí misma, sola, sin ninguna ayuda exterior, siempre ha matado mucho menos que el hombre”.

"Todos los nombres" (1997)

Todos los nombres

Así como Fernando Pessoa (tal vez el único escritor portugues más importante que Saramago) fue un tenedor de libros, en este libro, Don José es un escribiente de la Conservaduría General del Registro Civil. En la absurda y monótona rutina en la que vive, se dedica a recortar las fichas de registro de personas famosas, mismas que colecciona. 

Un día encuentra la ficha de una mujer de la que no sabe nada, ni siquiera su apariencia, pero los datos son suficientes para que se enamore profundamente y comience una travesía por conocer a la mujer. Una obra que reflexiona entre la identidad y el poder, ¿qué somos capaces de hacer si podemos controlar a otra persona o hasta dónde somos capaces de llegar por una obsesión? Esas cuestiones cercanas a la obra de Michel Foucault y Franz Kafka es sólo una de las grandes interrogantes del libro. 

"Sólo a partir de los setenta llegará a sabio, pero entonces de nada le servirá, ni a usted ni a nadie".

"El evangelio según Jesucristo" (1991)

Jesucristo

Sin duda uno de los libros más controversiales de Saramago. Le valió la condena de la Iglesia, misma que reprochó que le dieran el nobel a un comunista. La ira del clero sólo demuestra lo magnífica y grande que es esta obra en la que Saramago muestra retratos mucho más humanos de Jesús, María y José, este último teniendo uno de los retratos más dramáticos que encontrarás en la literatura. 

Mucha gente prefiere no leerla, pues cree que es una obra religiosa, pero no podrían estar más equivocados. Es una obra llena de redención, filosofía y cuestionamientos. 

"La cuestión es que las mujeres aprendieron con la dura experiencia a tragarse las lágrimas, por eso decimos, tan pronto lloran como ríen, y no es verdad, en general, están llorando por dentro".

Saramago escribió brevemente durante su juventud, pero después dedicó su vida a otras cosas y no volvió a levantar la pluma hasta que tenía cerca de 50 años porque según él "no tenía nada que decir". Leerlo es escuchar a un hombre sabio, que acomoda cada palabra y reflexión en el lugar preciso y que te hará cuestionar los fundamentos de tu vida y existencia.