Ya para nadie debería ser un secreto que el cambio climático, un largo proceso que lleva siglos agravándose, está aquí para quedarse. A pesar de que algunos sigan negándolo, los efectos se sienten cada día más.

Sin embargo, los movimientos para crear conciencia sí son bastante recientes, al menos en cuanto a la cobertura de los medios. Es por esto que resulta tan sorprendente que hace más de 600 años un grupo de monjes haya llegado a la conclusión de que las acciones humanas tienen un poderoso efecto sobre el medio ambiente.

Según el ecologista acuático John Magnuson de la Universidad de Wisconsin en Estados Unidos, los sacerdotes Shinto del lago Suwa predijeron que un terrible evento se apoderaría del planeta en el futuro: el calentamiento global. Estos sacerdotes veneraban los espíritus de la naturaleza (agua, bosques, el Sol) y por lo tanto se encontraban muy en contacto con su condición.
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En esta región de Japón, se cree que el dios Takeminakata cruzara el lago para visitar a la diosa Yasaktome, y durante más de 200 años recolectaron información científica sobre la llegada del invierno en el lago. Entre 1443 y 1683 quedó registrado que el congelamiento del lago se retardaba 0.19 días (unas 5 horas) cada década. Esto puede no parecer mucho, pero al acumularse durante siglos puede marcar una gran diferencia.

La conclusión a la que los sacerdotes llegaron fue que las acciones humanas como incremento de la población, el uso del suelo y la administración del lago, tenían efectos observables en el ambiente, aunque fuesen casi imperceptibles para los habitantes. Luego de la llegada de la Revolución Industrial, tanto el invierno como el congelamiento del lago se retrasaron 4.6 días.

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Hoy en día, el lago Suwa se congela solo la mitad de los inviernos en vez del 99% de ellos, como lo hacía anteriormente. El incremento de los niveles de dióxido de carbono y de la temperatura se han vuelto indiscutibles para todos excepto los más ciegos.

Lo más curioso de este caso es que los datos se recolectaron con intenciones religiosas y económicas, pues el congelamiento del lago estaba íntimamente relacionado con sus creencias y era un evento importante para la comunidad. Una prueba más de que no es necesario buscar muy lejos la evidencia del calentamiento global para encontrarla.