Los alimentos que consumimos a diario han recorrido, por lo general, un largo camino hasta llegar a nuestra mesa. A menos que sepas que estás comprando productos locales y agroecológicos, o que los hayas cosechado de tu propia huerta, los vegetales y las frutas pueden venir desde muy lejos.

Cuando compras un tomate en una tienda o supermercado, es probable que provenga de un productor que tiene muchísimas hectáreas sembradas con el mismo vegetal (monocultivo) y que hace todo lo posible para maximizar su producción y abaratar costos, muchas veces sin pensar en las propiedades nutricionales de los alimentos, y ni siquiera en la calidad y el sabor. Entre las estrategias que se utilizan para que los alimentos maduren más rápido, crezcan de forma uniforme y puedan ser rociados con pesticidas que de otro modo los matarían, se encuentra la modificación genética, que consiste en la inyección de genes de otro organismo y que da como resultado los alimentos transgénicos.

Lo que provoca comer alimentos transgénicos no está del todo claro, pero sí se sabe, por ejemplo, que cuando la modificación es hecha para volverlos resistentes a los pesticidas y plaguicidas, esos alimentos son rociados con venenos que pueden ser sumamente peligrosos para la salud de quien los consume y de quienes viven cerca de las zonas de cultivo. Pero, ¿es posible saber si estamos consumiendo alimentos transgénicos o naturales?

tomate transgenico

Distinguir a simple vista los alimentos naturales de los transgénicos es bastante difícil. Por ejemplo, algunas personas creen que los tomates son más rojos cuando son ecológicos, pero la realidad es que un tomate agroecológico madura de forma irregular y puede tener manchas amarillas; mientras que algunas variedades transgénicas están modificadas para volverse rojos de forma uniforme y rápida.

Como las mutaciones genéticas pueden ser tantas como los científicos decidan hacer, no hay características exactas que puedan ayudarnos a distinguir esos alimentos. Que la cáscara sea más dura, que el interior del tomate sea más rojo o más blanco, que el sabor sea más fuerte o que sea más acuoso no son indicadores exactos de la procedencia del tomate ni de la modificación o no de sus genes.

En el siguiente video, se le solicitó a un grupo de personas que intentaran adivinar, entre dos tomates, cuál era el ecológico y cuál el transgénico, cultivado de forma convencional. El resultado es muy interesante.

La mitad de las personas consultadas no tuvo éxito en distinguir con sus sentidos cuál era el tomate ecológico. Por eso, ésa no es una manera fiable de distinguirlos. Pero eso no significa que no podamos hacer nada: la forma correcta de diferenciar el origen y la forma de cultivo de un vegetal es aprendiendo el significado de los códigos de las etiquetas.

Cómo distinguir frutas orgánicas por su código de etiquetado

código de etiquetado de frutas

Algunos alimentos que, por lo general, son solo las frutas, vienen marcados con una etiqueta que contiene un código. Esta cifra, llamada "número PLU" (Price Look Up), ayuda a identificar la variedad y el tamaño de los alimentos, y también si son transgénicos u orgánicos.

  • Si el número tiene 4 dígitos quiere decir que la fruta ha sido cosechada convencionalmente, con pesticidas y fertilizantes químicos.
  • Si el número es de 5 dígitos, y el primero es el Nº 8, además de ser cosechada convencionalmente, la fruta está genéticamente modificada.
  • Si son 5 dígitos comenzando por el Nº9, el alimento creció de manera orgánica según los estándares internacionales.

Comprar a productores agroecológicos locales confiables es la mejor manera de consumir productos saludables y nutritivos.

Transgénicos en los alimentos procesados

tomate transgenico o ecológico

También, de acuerdo con Greenpeace, puedes averiguar qué alimentos procesados contienen transgénicos revisando sus ingredientes:

  • Los alimentos que contienen soya en forma de harina, proteína, aceites y grasas (a menudo se "esconden" detrás del concepto de aceites o grasas vegetales), emulgentes (lecitina-E322), mono y diglicéridos de ácidos grasos (E471) y ácidos grasos; contienen muy probablemente soya transgénica, que es la disponible en el mercado.
  • El maíz en forma de harina, almidón, aceite, sémola, glucosa, jarabe de glucosa, fructosa, dextrosa, maltodextrina, isomaltosa, sorbitol (E420) o caramelo (E150) que contienen muchos alimentos procesados proviene de cultivos de maíz amarillo transgénico o contaminado con transgenes.
  • El algodón en forma de aceite proveniente de semillas, y el aceite de canola, son transgénicos prácticamente en todos los casos.

Aunque parezca que son solo 4 ingredientes, ellos están presentes en dos de cada tres productos a la venta en supermercados, tales como panes, alimentos infantiles, cervezas, dulces, caramelos, chicles, refrescos, embutidos, bebidas, leche en polvo, chocolate en polvo, margarinas, alimentos preparados, jugos, mermeladas y alimentos para mascotas.

¿Sabes de dónde viene lo que comerás hoy?